Los nudos emocionales nos quitan la energía, la libertad, la capacidad de crecimiento. Son bloqueos conformados por decepciones, por heridas, por vacíos, por seguir apegados a relaciones dolorosas y ciclos aún no cerrados.

La vida cotidiana está llena de nudos. Vamos tan acelerados y nos amamos tan poco que le prestamos escasa atención a su formación; cuando nos damos cuenta, el nudo ya está haciendo su “trabajo”, dañarnos. No nos deja respirar, recuperar el equilibrio dinámico que armoniza nuestro organismo, no nos permite avanzar. Para acercarnos a ese equilibrio necesitamos observarnos, sentirnos y analizarnos. Necesitamos ver esos nudos para poder deshacerlos, verlos desde la suficiente distancia emocional para que no nos arrastre de nuevo. Nudos que muchas veces no hemos provocado, pero sin duda alguna hemos alimentado y ayudado a crecer o a mantenerse.

Deshacer los nudos emocionales aporta grandes beneficios como recuperar energía, despejar nuestra mente, dejar de competir, estar fortalecidos, comprendernos mejor, empezar a compartir y poder vivir en armonía con nuestro yo interior. Con la ayuda de un profesional de la psicología podemos aprender a desatar estos nudos emocionales.

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