Rumiaciones, preocupaciones, pensamientos obsesivos… consumen mucho tiempo y energía. Darle vueltas obsesivamente a los pensamientos, nos aleja de la realidad y nos coloca en un futuro casi siempre catastrófico. Suele deberse a una necesidad de control llevada al extremo; aportando un falso sentimiento de seguridad.
Tienen diversas causas y todas empujan a las personas a buscar sentirse seguras a través del control de todos los posibles acontecimientos que pueden llegar a producirse en su vida, sumiéndola en la negatividad, angustia e inseguridad, generando ansiedad y en ocasiones nos puede llevar a la depresión.
Frenar estos pensamientos es posible con la ayuda de un profesional de la psicología y un trabajo terapéutico.